¿Sabes quién es la persona que más te habla al cabo del día?
Tú. ¿ Y como es tu diálogo interno?
Todo el día.
En tu cabeza.
Comentando, opinando, cuestionando, juzgando.
Y lo que te dices… importa más de lo que crees.
Tu diálogo interno puede ser la voz que te impulsa o la que te sabotea.
Y si no la entrenas, lo más probable es que sea tu peor enemiga.
No es lo que te pasa. Es lo que te dices sobre lo que te pasa.
Puedes tener un mal día.
Puedes equivocarte.
Puedes tardar más en llegar a donde quieres.
Pero si te repites:
“Es que no valgo para esto.”
“Siempre lo hago mal.”
“No debería haberlo intentado…”
Entonces no estás teniendo un mal día: estás creando una identidad basada en el fracaso.
Y eso sí que pesa.
La voz crítica vs. la voz que te entrena
Todos tenemos esa voz interna que critica, minimiza, compara y mete miedo.
Pero también tienes otra.
Esa que te dice:
«Venga, tú puedes.»
«No es perfecto, pero lo has hecho.»
«Estás aprendiendo. Sigue.»
La diferencia entre una y otra no es magia.
Es decisión y práctica diaria.
Es comenzar, como siempre, y en este caso es comenzar a hablarte mejor
Un ejercicio simple para cambiar tu narrativa
📝 Coge papel y boli.
Y responde con honestidad:
- ¿Qué me digo cuando algo no me sale como espero?
- ¿Esas palabras me empujan o me aplastan?
- ¿Qué me diría una amiga que cree en mí?
Y ahora… cámbiate el tono.
Háblate como hablarías a alguien a quien quieres.
Comienza a elegirte. Esa es tu estrategia.
La voz que más escuchas debería ser tu aliada.
Porque si estás construyendo una vida nueva, un negocio, un cambio…
Necesitas una voz interna que te acompañe, no que te sabotee.
Entrénala. Cuídala. Hazla fuerte.
Porque tú ya lo eres. Solo necesitas que tu mente te lo recuerde.
¿Te ha tocado este post?
Guárdalo. Regrésalo cuando te hables mal.
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