Saltemos a la vida campestre: cuando plantamos una semilla  no la criticamos por ser una minúscula , sin raíces, sin tallo, sin flor. Un simple semilla. Y como tal la mimamos, la cuidamos, la regamos, dejamos que llegue la luz que necesita. Sabemos que tiene un gran potencial en su interior.  Y sabemos  que es cuestión de tiempo y de una serie de cuidados  para que germine y se convierta en una gran árbol. Una hermosa flor o una apetecible verdura.

¿Hacemos lo mismo cuando tenemos que aprender algo nuevo?  ¿cuando tenemos un nuevo reto o cuando comenzamos un nuevo proyecto? Generalmente no. Pronto aparece una vocecita molesta en nuestra cabeza: ¿dónde te has metido? ¿ cómo se te ocurre? ¡Si nunca has liderado un equipo! !Nunca has dirigido un departamento! ¿hablar en público? sabes que eso no es lo tuyo.

Es el juicio, nuestro propio juicio que rompe nuestra tranquilidad y nuestra calma y comienza a hacer sus propias valoraciones basadas en nuetro propio ego. Es el ego quien gobierna y nos nubla nuestros pensamientos. Y lo peor de todo , nos dificulta mucho el desarrollo de cualquier habilidad o talento.

Imaginad que tenemos un jefe que cada vez que hacemos algo en la oficina empieza a decirnos: ¡¡¡pero tu que haces!!! ¡¡¡si no tienes ni idea!!! ¡¡¡No sirves para eso!!!. Por lo pronto le consideraríamos un “jefe tóxico“, y si la situción continua así trataramos de cambiar de departamento o de puesto de trabajo. Según Harvard Business Review un tercio de los mejores trabajadores se van de la empresa por problemas con su jefe. El problema es cuando el “jefe tóxico” habita en nuestra cabeza y nos dificulta cualquier aprendizaje.

Tenemos que aprender a silenciar a ese jefe tóxico, hacerle callar cuando estamos aprendiendo.

¿Cómo podemos neutralizar a nuestro propio jefe tóxico?

  • Ser conscientes de cuando esa vocecita comienza a dominar nuestras acciones. Cuando nos impide involucarnos en un nuevo proyecto, cuando nos hace un boicot  ante cualquier aprendizaje nuevo.
  • Una vez que somos conscientes de que habla el jefe tóxico observar cuales son nuestras reacciones. ¿Nos paraliza? ¿nos bloquea? ¿ nos tensa? ¿nos pone nerviosos?
  • Entonces , siendo conscientes que ahora es el ego quien gobierna podemos tratar de relajarnos, rsilenciarle y seguir hacia delante en un aprendizaje natural. Requiere un poco de práctica, pero se puede.

 

Cualquier desarrollo de un talento, de una habilidad profesional necesita de un aprendizaje, de un entrenamiento.

Observemos un aprendizaje que todos hemos podido experimentar:   Cuando aprendemos a andar. Nuestro ego no entra en acción, aún no habita en nuestra cabeza, simplemente nos ponemos de pie y tratamos de andar, nos caemos, nos sentamos, volvemos a comenzar. Y asi día tras día hasta que aprendemos a dar nuestros primeros pasos.

El aprendizaje natural parte de la observación. Una observación exterior ( qué es lo que hacen otros ) y una observación interior ( que es lo que hago yo). Y para esta observación interior es imprescidible que nuestro juicio este silenciado, una observacion real sin valoraciones ni adjetivos. Una observación que nos permite ver la realidad y tomar conciencia de lo que ocurre y a partir de esa obervación podemos realizar los cambios necesarios permitiendo que el aprendizaje de una nueva habilidad sea un verdadero aprendizaje.

 

¿ Te atreves a silenciar a tu jefe tóxico?

 

Mara Esteban