En estos 15 días que lleva el blog en activo me han pasado muchas cosas y hasta hay una sección nueva para este blog, pero shhhh aún estoy diseñándola y por ahora es secreto de estado.

Lo que más me ha llamado la atención es que las personas que me habéis escrito o con las que he hablado me habéis contado cosas sobre:

  • de vuestros proyectos, de los que tenéis en mente, de los que ya estais creando o de que os gustaría tener un proyecto.
  • de vuestros miedos. El tema del miedo me ha sorprendido, no contaba con que saliera tan rápido… Así que le voy a dedicar este post.

Tiene gracia, que mientras escribo este post, tengo de fondo Stopify y la publicidad me dice que los kanguros saltan sin miedo, que rompa mis límites… bien, vayamos a ello, no por consejo de Spotify sino porque uno de los objetivos de este blog es que las personas que os paseis por aquí os acerqueis un poquito más a vuestros sueños… y sí, en ocasiones  nuestros sueños se asustan con nuestros miedos…

Hablar de los miedos en un blog es demasiado genérico, y ambiguo. Es un tema muy personal,  muy sensible y creo que no existe una receta mágica.

Así que voy a hablar de varios miedos míos y espero que os sirva…

MI MIEDO A HABLAR EN PÚBLICO

Nadie suele creer que me de miedo a hablar en público. Es muy gracioso, porque aunque ahora ya no me ocurre, o al menos de una forma tan intensa, ha sido uno de mis grandes miedos: que no me salieran las palabras, caerme en el escenario, que no se me entiendiese, ver caras de aburrimiento, quedarme en blanco… Eran los miedos  que se me pasaban por la cabeza. Antes de ponerle nombre a todos esos miedos, creo que todo lo tapaba pensando: “no sé me da bien hablar en público”.

Mi trabajo pasaba por hablar en publico…¿ dónde me había metido? Cada vez que tenía una charla  deseaba que ese día hubiera un ciclón, una alerta roja por lluvias o que callera una nevada en pleno Santa Cruz de Tenerife… . Nunca ocurría. Allí iba yo, a mi curso, que me aterraba.  Lo daba, y encima alguna persona se me acercaba para  decirme: ” Me encanta la tranquilidad y la seguridad con la que hablas” .

¿Y si no tengo motivos para ese miedo?

Así durante mucho tiempo, hasta que pensé ¿Es sólo una creencia mia? ¿es mi imaginación la que se pone nerviosa? ¿Y si no tengo motivos para ese miedo? ¿y si el problema es que me juzgo con demasiada dureza? En varias ocasiones me grabaron, ( y  tambien me daba miedo verme 😉 ) me di cuenta de que realmente no se notaba mi inseguridad, que era como si lo hubiera hecho toda la vida y fuera una speaker de toda la vida. Entonces mi miedo comenzó a diluirse. Un poco, porque siempre que doy un curso o una charla, siento un ronroneo de intranquilidad.

Para este miedo la clave fue poder observarme desde fuera… verme en vídeo a modo de espectadora quitó hierro al asunto.

OTRO MIEDO

Otro miedo, si puedo definirlo así… no voy a contar el caso en concreto, sólo fue un encontronazo con un cliente, ( el miedo me dice: no hables de esto, vas a dar la imagen de que tienes problemas con los clientes, no voy a hacer caso a este miedo ).

Bien, lo cuento porque no con todos los clientes encajas y no con todos los clientes tienes que tener una relación del 10  y eso tambien puede dar miedo. Y  sin entrar en detalles la organización con la que trabajaba estaba en una situación compleja y a mi me colocaron en uno de los “bandos” y cuando me di cuenta me asusté

¿Qué había hecho mal? ¿cómo me había pasado? no eran simples preguntas, eran preguntas que me quitaban el sueño y  me impedían seguir trabajando ( la situación era bastante compleja).

Y en una de esas noches en las que esas preguntas se me acumulaban puse en práctica algo que os he comentado esta semana: me levante a las 2 am y me puse a escribir: lo que había ocurrido, como había actuado, que me hubiera gustado decir. Lo hice sin rabia porque no iba a servir  y además yo no soy así. Y queriendo construir y no pegándome un desahogo del 10.

Me ayudó, fue como si pudiera resolver la situación aunque solo fuera en el papel. NO sé si fue un juego de la mente, o si fue coger perspectiva. Pero esa noche pude dormir , (lo que quedaba de noche) , a pierna suelta. El papel y el boli me dieron la claridad y la perspectiva que mi cabeza, bloqueada por demasiadas emociones no me permitía obtener.

A mi , en situaciones que me dan miedo, me sirve alejarme de ellas, verlas conperspectiva, como si las viera con unos prismáticos sin estar en la situación, o como si una amiga me preguntase que podría hacer yo en esa situación.

Y esto es sólo lo que a mi me ayuda, si os da alguna idea ya me siento satisfecha de haberos dado alguna pista.