¡¡¡Salta en parapente!!! Y abre tu mente.

Hace ya años que decidí que los verano eran para estar con los niños. Es cierto que no siempre se pueden, que no es fácil, que no todos los trabajos lo permiten. En verano mis jefes son mis hijos. Sigo trabajando a otro ritmo y con otro horario: de 7-9 de la mañana, de 13-14, de 15:30 a 17:30… y suele ser un trabajo estratégico: planificar el próximo año, nuevos temas que quiero presentar en las empresas, nuevos clientes, desarrollar nuevas ideas, leer, hacer cambios…

Anoche estaba comenzando a trabajar mientras veían el documental “The dawn fall

Había dormido siesta, como buen domingo de verano y tenía la cabeza bastante despejada para trabajar un par de horas. De pronto me vino una idea que tenía que escribir para poder contárosla por aquí. Siempre hablamos de avanzar, de ir hacia arriba, de crecer, de mejorar, de superarnos. Y no sé como me vino la imagen de dejarse llevar en un parapente. Sólo dejarse llevar, así sin más, sin resistencias de ningún tipo. Disfrutar del paisaje, de las vistas, observar neustras emociones, sentir el aire en la cara.

Hace dos años hice mi primer vuelo en parapente. Lo hice con mi hijo mayor ( que era su segundo vuelo), y por supuesto, con el instructor. Lo hice porque mi hijo me lo pidió y… vale, es cierto, me va bastante el rollo aventura. Eso sí,   no quita para que cuando el día y la hora se iban acercando mi vocecita interna no parase de preguntarme: Mara ¿cómo se te ocurrió decir que si? ¿ en que momento te volviste más loca aún?

Recuerdo perfectamente el momento, en la pista de los Realejos  , donde iban despegando otros y nosotros esperábamos nuestro turno . Tenía el estómago cerrado y no me atrevía a abrir la boca por si sólo salían gritos y eso sí, mantuve esa sonrisa de “aquí no pasa nada”. Incluso cuando el instructor me dijo: sólo tienes que correr, todo lo que puedas. Así,  sin más, solo correr para lo que para mi era un abismo…. dejarme caer y dejar que la vela y el instructor hicieran su trabajo.

Yo solo tenía que disfrutar del viaje. Pues allá vamos, había llegado nuestro turno. MI hijo mantenía la calma, y yo de cara hacia fuera también. Mi espiritu aventurero ha desaparecido y no tengo tiempo para buscarlo. El instructor solo grita: ¡¡¡corre, corre, corre!!! Recuerdo mis pies rozando las copas de los pinos y de pronto todo el valle de la Orotava a mis pie. Y esa sensación de miedo, miedo, miedo y un poco de disfrute. Miedo, miedo y algo más de disfrute. Hasta, que por fín el miedo se diluye y ya solo puedo disfrutar el océano, del sol, la altura, las vistas. Lo habíamos logrado. Gracias a mi hijo.

En ese momento, ya no podía controlar nada, solo dejarme llevar, soltar mis agarrotados músculos y disfrutar y disfrutar de ese momento mágico entre la tierra y el cielo.

Una vez escuché a Marta Romo decir que:

nuestra mente es como un paracaídas: sólo funciona cuando se abre

Y sí, necesitaba abrir mi mente con una experiencia en la que no controlaba nada y dejarme llevar por el viento, las emociones y la experiencia del momento.

Hay un video en Netflix de Brene Brown ,que os recomiento ver, es más largo que las charlas TED, pero os llevareis muchas ideas. Habla sobre ser valiente. Ser valiente no para saltar en parapente, ser valiente para ser quien realmente eres. Si, ser valiente para ser quien eres. Seas quien seas. Pero ser tu misma , sé tu mismo.

¿ Y que tiene esto que ver con el parapente ? Pues que muchas veces nos peleamos con nuestra propia esencia para mosntrar esa imagen que se espera de nosotras, y se trata de lo contrario, de dejarse llevar, de soltar de dejar que nos lleve el viento, de fiarnos de nuestra intuición. Abrir la mente, descubrirnos y dejar que nuestra esencia, nuestro talento, nuestro potencial cobre protagonismo y nos permita ser quienes somos. ¿ Recordáis la película Chocolat?

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Y para terminar otra pregunta. ¿Alguien se apunta a un salto en parapente? le invito a un chocolate con churros en Puerto de la Cruz.

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