¿Dónde están tus límites?

Llevo 15 días en Estados Unidos. Y tengo varios post empezados que no he terminado… son vacaciones y voy a golpe de planes diferentes y niños…

Y aunque las vacaciones son para descansar a mi me inspiran un montón y se me ocurren un montón de cosas de trabajo . Al principio estaba convencida de que no sabía desconectar, pero este invierno, escuchando un podcast ( espero que sea este podcast) de las Zubi, descubrí que a Mer le ocurría le mismo: ¡¡ necesitaba trabajar un rato en vacaciones!!! Me quedé muy tranquila pensando que no era un problema! Simplemente necesitamos esas pequeñas dosis de trabajo, que no impiden descansar pero nuestro cerebro necesita esa actividad. ¿ os ocurre a alguien más?

Pero no quiero hablar de trabajar en vacaciones.

Os voy a contar algo que me pasó ayer:

Me escapé sola a la city. Manhattan era para mi: sus calles, sus edificios. Había quedado en un coworking de la 57th para conocerles y quien sabe después lo que puede ocurrir… también iba a hablarles de Arca de Babel, ese espacio coworking en Tenerife. El coworking era WeWork, me encantó lo que allí se respiraba: dinamismo, creatividad, emprendimiento … ¿serán características de un coworking? 😉

Después de mi cita me fui a pasear por la 5 Avenida , Washington Square, Union Square…. solo pasear, observar y dejarme llevar por la ciudad.

A la hora de la comida había quedado con una amiga de Nueva York. Solo tenía que coger el metro y bajarme en la parada que habíamos quedado.

Y así lo hice, cogí el metro y me bajé. La parada no la conocía , pero allí me encontraría con Agnes.

Bien, pues me bajé y cuando salí a la calle me encontré en una salida entre dos puestos de mercado de comida China , con fuerte olor a pescado y personas gritando. No era China Town pero tampoco sabía si había vuelto a China como en el verano de 2017 o donde estaba. De pronto mi cerebro me dijo: ni te muevas de la estación. Si no aparece Agnes solo tienes que coger el tren y volver a la realidad de Manhattan .

Entonces me llama mi amiga y me dice sal, gira a la derecha y busca el número 57.

¿¿¿Qué me mueva de esa zona segura en la que podía volver a entrar al metro???? Ni hablar.

Por suerte comencé a pensar de forma más relaja , podía moverme sin perderme la entrada al metro. Eran las 13 horas , no había ningún peligro y mi amiga estaba cerca. Comencé a caminar (andar o moverse es un buen ejercicio para desbloquear el cerebro , palabra de Daniel Siegel). Y al andar me di cuenta de como mis límites me habían jugado una mala pasada. Me había bloqueado y había buscado mi zona de seguridad…

Es cierto que la zona de seguridad puede ser necesaria, que necesitamos unos mínimos. Pero también es importante reconocer que a veces nos ponemos unos límites innecesarios. Descubrirlos y trabajarlos nos permiten avanzar.

Cuando comencé a andar apareció mi amiga, con comida China. Nos fuimos a un parque a comer mientras unos chicos jugaban al baloncesto ( todo muy americano) y un pájaro trataba de robarnos el arroz con Pato.

¿Donde están tus límites ? Descúbrelos, porque están y busca la forma de traspasarlos, el mundo nos espera.

Y si,querido Estados Unidos, por fin publico un post desde esta tierra que tanto me gusta. Esta aventura llega a su fin, pero volveremos…

Y os contaré más cosas en otros post…

Hoy toca barbacoa (otra más) con amigos, fuego nocturno y marshmalows.